lunes, 30 de enero de 2012

¡Coge las baquetas!

Comienza la sesión con la explicación de lo primero que vamos a hacer: aprender a coger dos baquetas, primero con una mano y luego con ambas, y saber controlar su movimiento.

Al coger la baqueta, ésta debe apuntar al cielo y coincidir con el dedo corazón. La otra baqueta ha de sujetarse con la primera, perpendicularmente, de modo que el dedo índice quede entre las dos. Se cierra la mano y se sujetan fuertemente, sin que sobresalgan por debajo de la mano los extremos de la baqueta. Esta es la forma sencilla de sujetarlas. 

Al tocar sobre un metalófono, xilófono o, en este caso, sobre una marimba, se toca con la baqueta/s interior/es, de modo que se toca la melodía. Las externas permiten llegar de un modo más rápido a las notas situadas más lejos del percusionista. Tener las dos baquetas en una mano permite, además, tocar acordes. La forma correcta de tocar es golpeando, haciendo que rebote la baqueta, en el centro de la lámina; también es importante el estilo a la hora de entregar las baquetas a otra persona: se entregan por el mango. 

Una forma de saber dónde se encuentra el do en un teclado es mediante el siguiente truco: siempre, delante de dos negras (las teclas de arriba), hay un do. 

Con la puesta en práctica de este ejercicio el profesor pretende que aprendamos, desde un principio, a manejar las baquetas para poder llevar esa capacidad al aula de infantil. Con niños el nivel se rebajará, pero si ya sabemos controlar algo más difícil, como tener dos baquetas en ambas manos controlándolas a ellas y no al revés, podremos dominar el manejo más sencillo e incluso utilizar este, que es un poco más complejo, para hacer acordes mientras los niños tocan o verbalizan notas. Además, es un ejemplo claro de que en Música siempre hay un añadido que no se controla, lo cual debemos tener en cuenta siempre.
Es de gran ayuda la práctica en el momento, pues las correcciones iniciales ayudan a mejorar la técnica desde un principio, sin acostumbrarse a otros modos que pueden llevar a la equivocación. En mi caso, me me costó más el control del movimiento de la baqueta interna, lo cual se mejora necesariamente practicando siempre que se pueda, por ejemplo con bolígrafos o agujas de tejer. 


En el aula de infantil se puede trabajar también con baquetas, incidiendo paralelamente en la motricidad fina de los niños. Puede parecer sencillo que un niño pequeño coja una baqueta y golpee un xilófono o similar. Pero no es tan sencillo como parece. Este año, durante mis prácticas en un aula con niños de 5 años, tuve la oportunidad de desarrollar una actividad que implicaba tocar sonidos fuertes o débiles (a elección del niño) con las notas de un xilófono. Me asombró la actitud de cada uno de ellos a la hora de coger una baqueta o atreverse a tocar con dos (una en cada mano). Desde caras de alegría al escuchar los sonidos que producían, a caras que reflejaban una máxima concentración, expresiones de asombro, actitudes de disfrute y relajación.

Esta experiencia me enseñó a valorar los instrumentos musicales en infantil de otro modo. A la vez que se pone en contacto al niño con un instrumento musical, se le enseña sus características y la técnica mínima que se necesita para tocarlo, se le abren las puertas del descubrimiento de un mundo artístico, donde reinan la creatividad, la imaginación y el sentimiento. Se le permite expresar sus emociones, relacionar sus experiencias y conocimientos con el objeto que tiene delante; se le brinda la oportunidad de acercarse y disfrutar el Arte de la Música desde la propia producción. Se le invita a ser él mismo creando algo que todos los demás valoramos, respetamos y disfrutamos. 

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